Este tratamiento consiste en extirpar lesiones cutáneas pequeñas con instrumentos de alta frecuencia que cortan y coagulan simultáneamente.
Para efectuarlo se debe aplicar anestesia local y no requiere de ningún cuidado postoperatorio. El paciente debe seguir las indicaciones del médico y no arrancar las costras que quedan.
Normalmente este tratamiento no deja cicatrices, salvo en caso de lesiones muy profundas.
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