Los implantes faciales pueden mejorar tanto su apariencia como su autoestima.
Es la elección adecuada en los casos que se busca una mejoría de aspecto, sin llegar a la perfección, manteniendo las características de cada persona y siendo realista con las expectativas.
Normalmente estos implantes son utilizados para balancear los rasgos de un paciente joven. Por ejemplo una adolescente puede necesitar remodelar su nariz y adelantar un poco el mentón para que sus rasgos sean más proporcionados. Por otro lado, los pacientes más maduros generalmente combinan el uso de implantes junto con otros tratamientos. Por ejemplo, durante un lifting facial los implantes colocados sobre los pómulos logran una apariencia mas juvenil.
También los implantes pueden utilizarse para mejorar caras que parecen tristes o cansadas.
Los implantes faciales producen cambios que mejoran notoriamente los rasgos. Es una técnica, que por lo general, no trae problemas o inconvenientes, no en vano es preciso aclarar algunos de los más frecuentes que pueden llegar a aparecer.
1. Algún implante puede llegar a desplazarse ligeramente de su posición provocando una segunda intervención para colocarlo correctamente.
2. Las infecciones pueden presentarse como en cualquier otra operación. Si se presentara alrededor de un implante y no se pudiera limpiar tras el tratamiento con antibióticos, el implante podría tener que ser temporalmente removido y posteriormente ser reemplazado.
3. Otros riesgos menos frecuentes pueden asociarse con otros implantes.
De todos modos, en cada caso en particular el médico le informará de las particularidades para cada procedimiento.
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