Los implantes faciales pueden mejorar su apariencia y por lo tanto, su autoestima. Por lo tanto, si usted está buscando una mejoría, no la perfección, de su aspecto y es realista en sus expectativas, la realización de un implante facial puede ser la opción adecuada.
Normalmente se usan estos implantes para mejorar el balance de los rasgos de un paciente joven. Por ejemplo una adolescente puede necesitar remodelar su nariz y adelantar un poco el mentón para que sus rasgos sean más proporcionados. En el caso de los pacientes mas maduros generalmente se aplican los implantes en conjunción con otros tratamientos. Por ejemplo, durante un lifting facial los implantes colocados sobre los pómulos contribuyen a una apariencia mas juvenil. Incluso los implantes pueden utilizarse para mejorar caras que parecen tristes o cansadas.
Los implantes faciales logran cambios que mejoran notoriamente los rasgos. Aunque los problemas son poco frecuentes, debemos informarle de los mismos. A continuación les expondremos los más frecuentes.
En primer lugar, puede ocurrir que algún implante pueda desplazarse ligeramente de su posición y en este caso puede ser precisa una segunda intervención para colocarlo correctamente. Como en cualquier otra cirugía, pueden presentarse infecciones. En el caso que la infección se presente alrededor de un implante y no se pudiera limpiar mediante el tratamiento con antibióticos, el implante podría tener que ser temporalmente retirado y reemplazado mas tarde. Otros riesgos menos frecuentes pueden asociarse con otros implantes. Pero en caso de existir problemas, dependerá de cada caso en particular. En este texto les explicaremos las particularidades de cada procedimiento.
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